domingo, 6 de agosto de 2017

COMENTARIOS ELEISON - CONSAGRACIÓN DE FÁTIMA - II



Número DXXV (525)
05 de agosto de 2017

Consagración de Fátima – II

Mons. Williamson






Nuestra Señora y el Concilio frontalmente colisionan –
Si no la escuchamos, el universo se desploma.

Esta es la segunda y última parte de la fórmula de Consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María utilizada por los cuatro obispos en los Estados Unidos hace tres meses:

Apenas tres años después, ese castigo empezó con la negativa de los hombres de Iglesia de hacer pública la tercera parte de tu mensaje Secreto de Fátima, en el cual tú pediste que se publicara a más tardar en 1960. Por una mentira casi imperdonable fingieron que les habías dicho que a partir de 1960 podrían publicarlo, y este esfuerzo para sofocar tu mensaje de Fátima ha continuado desde entonces, culminando en el año 2000. Pero tú nunca te rendiste de tus intentos de salvarnos, mientras que los hombres de Iglesia eran cada vez más severamente castigados por la ceguera que los abrumó en el concilio Vaticano II. En la tercera parte del Secreto es muy probable que nos advertiste exactamente en contra de los errores que prevalecieron en el Concilio. Y ahora toda la Iglesia está en la oscuridad, y el mundo está al borde de la tercera y más terrible Guerra Mundial.

Inmaculado Corazón de María, Santísima Madre de Dios, nosotros te clamamos en nuestra angustia. Auxilio de los Cristianos, Refugio de Pecadores, Consoladora de los Afligidos, en ti confiamos. Reina del Santísimo Rosario, Madre de la Iglesia, le imploramos a tu amantísimo, maternal e Inmaculado Corazón que tenga misericordia de nosotros, pobres pecadores, tus hijos; escucha y responde a nuestra súplica. Te rogamos que nos obtengas de tu Divino Hijo, las gracias necesarias para que el Santo Padre y los obispos cumplan sin dilación la orden del Cielo de consagrar con los obispos de todo el mundo la Santa Rusia a tu Corazón Inmaculado, como tú lo pediste y de la manera que lo pediste, en nombre de la Santísima Trinidad, hace ya mucho tiempo y que todavía tiene que cumplirse.

Inmaculado Corazón de María, tú sabes cuánto sufrimiento la humanidad hubiera evitado en los últimos 90 años si tan solo uno de los Papas de este tiempo hubiera atendido tu pedido de Consagrar Rusia. Madre de Dios, solo tú y tu Divino Hijo saben el espantoso castigo que ahora pende sobre las cabezas de la humanidad si los Papas, por cualquier inadecuada y humana razón, todavía rechazan tu pedido. Si depende de ellos, ellos pueden prevaricar, aunque tú nos dijiste hace cien años cuánto esto los haría sufrir. Madre de Dios, tu Divino Hijo no puede negarte nada que le pidas. Él desea que la Consagración dependa de ti, porque Él quiere que tu Corazón Inmaculado sea honrado como la fuente del triunfo de la Consagración. Santa Madre de Dios, humildemente, de rodillas te suplicamos que obtengas esas gracias necesarias para que el Papa realice la Consagración.

Mientras tanto, ante ti aquí hoy, encomendamos, confiamos y hacemos lo que está en nuestro poder, para consagrar Rusia a tu Corazón Inmaculado, no porque podamos remotamente tomar el lugar del Papa y los obispos de todo el mundo, sino porque deseamos honrar tu pedido lo más que podamos. Si tan solo la Santa Rusia se volviera católica de nuevo, la Iglesia Oriental podría resucitar a la Iglesia Occidental, devastada actualmente por el materialismo y el ateísmo. Madre de Dios, nos encomendamos también a tu protección y a tu poderosa intercesión con Nuestro Señor Jesucristo, quien es el Señor de Señores y el Rey de Reyes, pero que al mismo tiempo es un Hijo que ama infinitamente a Su Madre, y hará cualquier cosa que Ella pida. Amadísima y Bendita Madre, no tenemos ni sombra de duda de que al final tu Corazón Inmaculado triunfará.

Es lógico que Dios Todopoderoso no dejaría a la humanidad sin algunos medios sencillos para volver a Él, si quisiera. También es lógico, si el hombre lo ofendió demasiado, que Él confiaría estos medios a Su Madre. De ahí Fátima. Cada uno de nosotros debe rezar el Rosario y practicar la devoción de los Primeros Sábados, para que al fin los eclesiásticos cumplan su sencilla petición.

Kyrie eleison.